jueves, 15 de mayo de 2014

Acto heroico en la antigua Roma.


La violación de Lucrecia
(Tarquinio y Lucrecia)
Tiziano 1568
La historia está plagada de actos heroicos imaginarios y reales, y la historia romana tiene los suyos.

Concebimos Roma como una ciudad esplendorosa y con aires de imperio antiguo sin embargo los origines de Roma fueron humildes.

Situémonos entonces en esa Roma en el año 508 antes de Cristo. El año anterior, Clístenes había creado la democracia ateniense en Grecia y Roma hacia muy poco se había deshecho de su rey. Según las crónicas de la época, el último rey de romano, Tarquinio el Soberbio, había sido desterrado por violar a una muchacha.

La ausencia del monarca reclamaba alguna forma de gobierno que pusiese en orden la ciudad y ese orden llego de la mano del recién formado Senado. El Senado no tenía nada de democrático, simplemente era un grupo de aristócratas con dinero e influencia, las mismas personas que habían decidido expulsar al rey.

Roma por aquellos tiempos era un crisol de pueblos diferentes que siempre había sido dirigida por el más poderoso de ellos. Es decir, los reyes siempre habían sido parte del pueblo etrusco, los vecinos de Roma, y quizás esta fuera la verdadera razón que había puesto de acuerdo al Senado en contra de la monarquía.

Así fue el principio de la República Romana. Pero el senado no se comporto mejor que sus monarcas y al igual que ellos persiguió cruelmente a los nostálgicos del antiguo régimen mientras Tarquinio el Sobervio buscabas apoyos entre los etruscos para devolver a Roma a la influencia de su pueblo.

Por aquel entonces la liga etrusca estaba liderada por el rey Lars Porsena. Lars vio en este conflicto domestico la oportunidad de extender su poder sobre una de las mas prosperas ciudades de la península itálica y de consolidar su influencia sobre los demás pueblos. Tomar Roma era una demostración de fuerza estratégica.

El rey etrusco formo un ejército de enorme proporciones y marcho hacia Roma. Los etruscos conocían su objetivo (ya se los podía contar su aliado político, Tarquinio el rey de Roma). Lo más relevante para Lars seria que la ciudad estaba defendida por varios de sus lados por murallas pero por uno estaba protegido por el río Tíber. Sin embardo sobre el río había un puente de madera bastante sólido, el puente Sublicio, que permitía a los agricultores romanos acceder a los campos del otro lado. Lars tenía que tomar ese puente si quería evitar un asedio que debilitara sus fuerzas.

Los romanos no se sorprendieron cuando vieron a los etruscos acercarse por aquel lugar, es más, ya los esperaban sus ejércitos formados para la batalla en tres secciones. La idea era resolver la batalla en la misma campiña y evitar que llegasen al río. Pero no era más que una idea.

Los etruscos se impusieron en número y con ferocidad. Los romanos se vieron obligados a retroceder y cruzaron el puente para salvar sus vidas mientras los etruscos los perseguían de cerca.

En el puente los invasores perdieron la superioridad numérica debido a la estreches del mismo, pero aun así todo parecía perdido para Roma hasta que un guerrero romano (bastante espabilado) de nombre Horacio Cocles, dio la orden de derribar el puente.



Ilustración idealizado de Horacio Cocles defendiendo el puente.
Horacio contuvo a los etruscos mientras sus compañeros pasaban al otro lado. Cuando todos alcanzaron la otra orilla Horacio se quedo peleando en solitario o eso dicen las crónicas, aunque seguramente se quedara al mando de un pequeño grupo defensor.

Recordemos que el río Tíber es un río grande y caudaloso, los guerreros que caían del puente se ahogaban empujados hasta el fondo por las corazas, los escudos y las armas, sin olvidar aquellos que se hundían por las heridas.

Finalmente los romanos demolieron el puente haciendo uso de hachas y probablemente de fuego. Cuando el puente cedió se precipito sobre el agua y todos los guerreros cayeron con él. Lars vio desde la orilla como su batalla campal pasaba a convertirse forzosamente en un asedio.

Las crónicas nos cuentan que el valeroso Horacio, así como estaba, nado hasta la orilla donde le esperaban sus amigos y salvo su vida. Lo que nos hace suponer que el puente se derrumbo justo cuando Horacio se encontraba cerca de la orilla y que los enemigos que llegaron hasta ahí fueron masacrados en el agua. De no ser así lo más probable es que Horacio se hubiera ahogado junto con el enemigo. Lo cierto es que los romanos le dedicaron una estatua y su familia recibió tierras. Horacio era un héroe y poco importaba si estaba vivo o no.

Este fue el primer acto heroico que conoció de la república romana y el mismo que más tarde los senadores utilizarían como ejemplo de patriotismoy compromiso ciudadano. A veces seria manipulada para justificar una engañosa superioridad romana con respecto a sus vecinos.

Pero ¿Cómo termino la guerra?

La guerra entre Roma y los etruscos continúo. Lars se retiro sabiéndose incapaz de mantener un asedio sobre la ciudad pero con la intención de encontrar un momento más oportuno. De momento el etrusco había demostrado que su ejerció era superior en la batalla en campo abierto.

Pero a los etrusco les esperaba otro acto heroico que pondría fin al conflicto, sin embargo esa es otra historia que contaremos en otra oportunidad.

Ahora hablemos del acto heroico de Horacio Cocle. Así de pronto huele mucho a espartano transpirado. Esta historia parece una copia de la batalla de las Termópilas liderada por el rey Leónidas contra Jerjes y los persas. Por la misma razón los romanos la exaltaron.

Para una persona nada heroica la actitud del héroe viola el instinto de supervivencia que todos llevamos programado dentro, pero para comprender las motivaciones que empujaron a este romano a cometer su acto no hay que imaginar un desmedido coraje o la existencia de algún ideal sobre la patria, la libertad y la república; Roma era un rompecabezas de distintas identidades: latinos, umbríos, etruscos, entre otros. Lo que hacia Horacio en ese puente era proteger a su familia. Al poco tiempo su hermano (el de Horacio) llego a ser Senador.

A veces el miedo que produce que todo lo que amamos sufra o sea destruido es suficiente para que una persona sacrifique su propia vida (como seres sociables sí que estamos programados para eso). Pero para que un acto sea heroico depende de quién lo cuente y de cómo se desarrollen los acontecimientos porque un acto heroico puede fácilmente convertirse es una muerte inútil.

Así que yo les recomiendo a todos los que estén pensando en defender Roma de los etrusco, que se tomen el momento para pensar y que, si luchan, lo hagan con un flotador debajo de la armadura.

miércoles, 23 de abril de 2014

Una de las reencarnaciones de Buda.

Relieve con la representación de Sidarta Gautama (o Sakiamuni) en el centro.
Como todos los yoguis conocen, Buda era un príncipe que nació en la Republica de Sakia, en lo que hoy es India, y vivió entre el año 563 y 483 a. C
Su verdadero nombre era Sirdarta Sakiamuni pero como había conseguido romper con el ciclo de reencarnaciones a la que estamos sujetos todos los mortales, sus seguidores espirituales le habían otorgado el título de Buda, es decir: el despierto, el iluminado.

Este señor es a quien, tras su muerte y la recopilación de sus enseñanzas, le debemos el budismo, la música new age y la cultura popular de los 70.
Pero toda esta explicación es una excusa para contar lo que sigue a continuación.

Lo cierto es que, andaba Sidarta por ahí tirado en un bosque llamado Jeta, en una de sus muchas meditaciones y rodeado de incontables seguidores desesperados por la inquietante posibilidad de renacer aún más desdichados, cuando se percató que uno de sus bhikkhu (monjes) había perdido el empeño en su búsqueda de la iluminación, aquel monje estaba perdiendo la fe en sí mismo.

Sidarta se acercó al monje y éste al ver al Buda aproximarse le preguntó si él (el Buda) había perdido alguna vez el empeño en su búsqueda espiritual. Sidarta admitió que sí y para reconfortarlo  le contó la maravillosa historia de un Bodhisattva, un hombre de camino a la iluminación.

La historia decía así:

Hace mucho mucho tiempo, un bodhisattva nació de una reina. Para escoger un nombre adecuado para el príncipe los padres invitaron a ochocientos brahamanes (sacerdotes). Cuando los brahamanes conocieron al niño vaticinaron que sería un ser humano especial dotado de cinco armas poderosas. Así que, haciendo gala de muy poca imaginación, los reyes bautizaron al niño con el nombre de Pañcāvudha-Kumāra, que significa Príncipe de Cinco Armas.

Cuando el príncipe cumplió dieciséis años, el rey, harto del carácter de su hijo adolescente, le dio mil monedas y lo mandó a estudiar con un maestro famoso. Pasó con él varios años hasta que terminó sus estudios y alcanzó a dominar todas las armas. Fue entonces cuando su maestro, le regaló un juego de cinco armas. El príncipe mostró sus respetos al maestro y abandonó el lugar para dirigirse a su hogar.

En el camino de regreso, se encontró con un bosque y con unos hombres que acampaban en su linde. Cuando vieron al príncipe intentaron persuadirlo para que no se internara en el bosque diciéndole. “Joven hombre, no atravieses ese bosque,  es la guarida de un temible yaksha (espíritu) llamado Silesaloma, (que significa pelo pegajosos) y que mata a todo aquel que entra en su territorio.”

Bastante fanfarrón y seguro de su propia fuerza Pañcāvudha-Kumāra se adentró en el bosque hasta que el yaksha le salió al paso tal como era de esperar.

Ilustración del yaksha Silesaloma.
El monstruo era del tamaño de una palmera, con una cabeza tan grande como un gazebo, ojos como grandes tazones, dos colmillos filosos y un pico parecido al de un halcón. Su vientre hinchado era morado y las palmas de sus manos eran de color azul casi negro. Un bicho más gracioso que aterrador.

Silesaloma le dijo. “¿Adónde crees que vas?  Detente. Eres mío.”

El príncipe Pañcāvudha lo miró despreocupadamente y le respondió muy calmado. “Tú no me asustas. ¡No te acerques a mí, o te mataré con una flecha envenenada!”

El monstruo, que tampoco estaba impresionado, intentó dar un paso adelante, pero entonces el príncipe colocó una flecha untada con veneno y disparó velozmente. Sin embargo la flecha se atoró en el pelaje de Silesaloma, y del mismo modo lo hicieron otras cincuenta flechas más que el príncipe disparó y que el yaksha se sacudió de encima completamente ileso.

Entones la batalla estalló, el furioso monstruo embistió al príncipe y el príncipe lo recibió con un golpe de espada. La espada hizo el mismo efecto que las flechas, es decir nada y terminó enredándose entre los cabellos del enemigo.

Lejos de amedrentarse Pañcāvudha-Kumāra tomó su lanza y la arrojó con destreza  pero también quedó atrapada. Luego con la terquedad que define a un príncipe tomó el garrote y golpeó con firmeza, pero el garrote terminó reuniéndose con las demás armas entre la extraña cabellera del yaksha.

Aquel ser parecía invencible pero el príncipe mantuvo la compostura. Miró al monstruo de arriba a abajo y le dijo. “Cuando entré en este bosque no tenía depositada mi confianza en mis armas sino en mí mismo. Ahora mismo te venceré con mi brazo”.  Así que el príncipe le dio un puñetazo con el brazo derecho que quedó atrapado con todo lo demás que ya había usado.  Luego atinó a golpearlo con el brazo izquierdo pero también quedó atrapado. Viendo que tenía las piernas sueltas probó a patearlo con una y luego con otra, pero ambas quedaron atrapadas.

“Te haré pedazos” grito el príncipe poseído por una convicción como de madre que sabe que te vas a constipar, y le dio un cabezazo que hizo que su cabeza se enredase en el pelo como lo había hecho ya todo su cuerpo.

El príncipe permaneció valerosamente colgando del pelaje de Silesaloma como un muñeco. No mostraba ningún temor.

Silesaloma entonces pensó para sí mismo “éste es un héroe sin igual, un león  entre hombres. Él no puede ser un ser humano común. A pesar de que ha sido capturado por un yaksha como yo, no muestra señales de temor. En todo este tiempo en que he estado matando viajeros en este bosque, nunca había visto alguien como él. ¿Por qué no tiene miedo de mí?”

Fue entonces cuando el yaksha perdió todo interés en devorar al joven y lleno de curiosidad y admiración le pregunto. ¿Cómo puede un ser como tú no tener miedo de la muerte?

¿Por qué habría de tener miedo a la muerte? Respondió el principie un poco asfixiado contra la axila del monstruo. “Cada vida debe, necesariamente, terminar en la muerte. Yo sé, que dentro de mi cuerpo, hay un arma brillante que ni siquiera tú puedes digerir. Si me comes, esta arma brillante hará picadillo tus entrañas. Mi muerte traerá la tuya.” Por supuesto, el príncipe se refería a la poderosa arma del conocimiento.

Por alguna razón que nuestras mentes occidentales no llegan a comprender, Silesaloma se creyó el farol y temió a la idea de su propia muerte y consideró las palabras del príncipe así: “Este joven príncipe sólo dice la verdad. Seguramente no seré capaz de digerir un bocado de este héroe. Será mejor que lo libere.” El yaksha liberó al príncipe diciendo, “joven valiente, no te comeré. Ve en libertad a alegrar el corazón de tus familiares, amigos y de tu país.

El monstruo devolvió las armas y siguiendo las enseñanzas del héroe se convirtió en un espíritu benévolo querido por todo el mundo.

Pañcāvudha-Kumāra siguió su viaje, llegó a su casa y, tras el reinado de su padre, fue un soberano justo que murió dignamente para conveniencia de la historia.

Esto fue lo que le contó el Buda al monje pero además añadió:
 “Cualquier humano con una mente inteligente y una conciencia activa desarrolla lo que es sano, alcanza la liberación de los apegos. Por medio del logro gradual, logra el decaimiento de todas las ataduras que previenen de la liberación total.”

Luego el Buda, no muy seguro de que le monje entendiera "la película", le enseñó el Dhamma (conducta piadosa correcta) y el bhikkhu que había dejado de esforzarse alcanzó el estado de Arahant, el entendimiento profundo sobre la verdadera naturaleza de la existencia.

Tiempo más adelante, en un meditación, Sidarta comprendió que el Príncipe de Cinco Armas era una de sus vidas pasadas. Debemos destacar que esto una contradicción porque los iluminados no retornan a la vida con amnesia sin embargo lo dejaremos pasar como un fallo de guionista y le creeremos como en todo lo demás.


Escena de la película After Earth, el héroe enfrentado al monstruo.
Esta una historia que a mí personalmente me gusta mucho y en cuya idea se basa una malísima película interpretada por Will Smith y su inseparable hijo, Jaden Smith: After Earth, dirigida por M. Night Shyamalan, que por ser indio conoce muy bien las jatakas, un tipo de relato budista.

No les voy a contar la película pero la idea principal es la misma. Cuando los seres humanos alcanzamos el conocimiento profundo sobre la verdadera naturaleza de la existencia se libera del miedo a la muerte. Sin el miedo a la muerte, los peligros y los enemigos se convierten en sombras  inofensivas y sin sentido.  Este sentimiento de liberación nos fortalece y esta clase de fortaleza espiritual nos ilumina y todo cuanto nos rodea es encandilado por su luz.

jueves, 10 de abril de 2014

El nacimiento de una diosa.



Estatua de Atenea
Hablaremos de seres divinos por lo que tendremos que situarnos en la Antigua Grecia, mucho antes de la aparición del género humano, en la legendaria Edad de Oro, según los griegos.

Por entonces existían los titanes, los titanes eran los primeros dioses que había conocido el mundo y entre ellos Zeus era el rey. Pero no siempre había sido así.

El padre de Zeus había sido Crono, este tenía miedo que sus hijos le arrebataran el poder sobre los demás dioses y se había tragado a todos sus hijos para impedirlo. Sin embargo la titánide Metis le dio un vomitivo y Cronos regurgito a todos sus hijos. Liberados, los hermanos se aliaron con Zeus (que se habla salvado del canibalismo paterno) en contra de su padre.
Así fue como Crono fue derrotado por sus hijos, los hermanos escogieron a Zeus como el nuevo soberano y Metis se convirtió en la amante de Zeus, algunos dicen que la forzó. Pero esta no es el asunto de esta charla.

Al cabo de un tiempo Metis, que era hija de los titanes: Océano y Tetis, le profetizo a su marido que daría a luz una hija y que, si Metis volvía a concebir, pariría un varón que estaría destinado a destronar a su padre. Era el mismo cuento le habían contado al difunto Crono sobre sus hijos.
Trágicamente Zeus siguió los pasos de su padre y, para evitar que Metis diera a luz a su hija, no tuvo mejor idea que comerse a su esposa. Ese fue el  triste final de Metis o eso era lo que Zeus esperaba, pero no fue así.

Nacimiento de Atenea, Metis esta
representada debajo y en minitura.
Contra todo pronóstico medico Metis siguió hablándole a su marido desde la barriga y transcurrido un tiempo, quizás nueve meses, Zeus comenzó a sufrir terribles dolores de cabeza y sentía que la cabeza le iba a estallar.

A orillas del río Tritón, el dios Hermes se encontró con un Zeus loco de dolor y adivinó cual podría ser la razón. No me parece muy evidente el diagnostico pero Hermes busco al dios Hefesto y le convenció para que le abriera la cabeza a Zeus con un hacha. 

Aquí surge un importante interrogante: ¿qué le habrá dicho Hermes a Zeus para dejarse abrir la cabeza por un herrero?  Pues no lo sabemos, lo que si sabemos fue el resultado de la operación. De la cabeza del soberano emergió una mujer adulta armada como una guerrera.

Esa mujer era Atenea, la hija de Zeus y Metis; diosa de la guerra, civilización, sabiduría, estrategia, de las artes, de la justicia y de la habilidad (y de los churreros, adhiero yo). Una de las diosas más influyente y venerada del panteón de los dioses olímpicos. Algún día hablaremos de ella pero hoy no.

martes, 8 de abril de 2014

El nacimiento de un rey:

Pedro II de Aragón
Para conocer este nacimiento del que vamos hablar nos situaremos en España, allá por el año 1204. María, Señora de Montpellier contrae matrimonio con Pedro II de Aragón, rey de Aragón y conde de Barcelona. Aquella era una unión forzada por intereses políticos. María había contraído anteriormente dos matrimonios que habían terminado mal y el poder que ostentaba sobre Montpellier, hacía tiempo, comenzaba a menguar. Por su parte, Pedro veía en los territorios de Montpellier un valor estratégico al que solo podía acceder atreves de la unión con su nueva esposa.

De aquellos primeros tiempos de matrimonio nació su primera hija Sancha. Pedro inmediatamente concertó un matrimonio entre el hijo del conde de Toulosse y su hija. Despojo a su esposa del señorío de Montpellier y lo uso para la dote de Sancha. Eso era ultraje contra los derechos de María e hizo que la relación entre marido y mujer se precipitase hacia el desastre.

María denuncio la ambición de Pedro y Pedro solicito al papa la anulación de su matrimonio para contraer nuevos esponsales con María de Montferrato, heredera del reino de Jerusalén. Ninguno de los dos consiguió nada y se vieron obligados para permanecer juntos, odiándose.

Así pasaron los días y las cosas se enfriaron hasta que Pedro comenzó a buscar el amor y la atención que no podía obtener de su esposa y seguramente María hiciese lo propio.

Esta situación no hubiera tenido ninguna importancia en cualquier otra relación pero aquellos reyes estaban dejando al reino sin heredero y los cortesanos y nobles comenzaron a ver, preocupados, como su futuro peligraba.

Así fue que se tramo un plan para mantener la estabilidad del reino y los nobles convencieron a María para que participara.

El plan era inverosímil. Por aquel entonces el rey cortejaba a una hermosa dama y un cortesano hizo creer al rey que esta mujer había consentido pasar la noche con él en Miraval, con la condición que la cita fuese a oscuras.

Jaime I de Aragón
Pedro acudió a la cita, entro en la habitación oscura y yacio con su  supuesta amante toda la noche. A la mañana siguiendo cuando el rey despertó descubrió el engaño. En la cama no estaba su amante sino María, su odiada esposa y alrededor de la cama se habían reunido varios cortesanos y hasta un notario para testimoniar la unión carnal entre el rey y su esposa.

Pedro salió de la cama e  intento coger la espada para vengar aquella traición pero las explicaciones de sus nobles lo calmaron. En todo caso estaba avergonzado y furioso asi que recogió sus pertenencias y abandono la ciudad a caballo para nunca más volver a encontrarse con su esposa. Ni siquiera en el parto de hijo que naciera fruto de aquel engaño.

El 2 de Febrero de 1208 nació Jaime I de Aragón quien llegaría a conquistar MallorcaMenorca, Ibiza, Formentera y finalmente Valencia, creando la estabilidad necesario para iniciar las campañas militares contra los debilitados territorios del imperio Almohade, pero es otra historia de la que algún día hablaremos.

viernes, 4 de abril de 2014

Alejandro III de Macedonia y el imperio de la amistad.

Alejandro III de Macedonia
Vamos a situarnos en la antigua Grecia, es el año 365 antes de cristo. Filipo II de Macedonia y Olimpia de Epiro se convierten en padres. Su primer hijo es Alejandro.

Alejandro estaba destinado a convertirse en rey pero sus padres (ambos muy ambiciosos) pretendian convertirlo en un ser excepcional, algo bastante normal, todos pretendemos que nuestros hijos sean especiales. La diferencia es que Filipo podía cumplir sus deseos, había convertido a Macedonia en una nación poderosa imponiéndose por la fuerza sobre las demás naciones griegas y amaso el poder y la riqueza suficiente para atraer a las mentes más brillantes hacia a la ciudad de Pella, la capital del imperio Macedonio. Así se dispuso todo.

La primera amistad importante de Alejandro fue su hermana pequeña, Cleopatra. Quizás esta relación fraternal sentaría las bases del encanto que Alejandro ejercía sobre sus amigos. Cleopatra adoraba a su hermano y le regalaba el cariño (que no atención) que no recibía de sus padres.

La relación de Filipo con su esposa era difícil. Filipo consumía su  tiempo conquistando a sus enemigos y Olimpia se consumía en el palacio luchando contra conspiraciones, la soledad y el miedo.

Durante la juventud de Alejandro surgió otra importante amistad. El rey había comprado un caballo que era tan caro como indomable y por esa misma razon Filipo había decidido  sacrificarlo. Sin embargo Alejandro aposto ser capaz domarlo y así lo hizo. El rey, lleno de orgullo, le dijo a su hijo: "Alejandro, Macedonia es muy pequeña para ti". Aquel caballo recibió el nombre de Bucéfaloy paso a la historia como el inseparable amigo y montura de Alejandro.

El sentido de la amistad se fue forjando en el espíritu del heredero como un poderoso instrumento de conquista. Tal es así que cuando el joven tuvo la edad adecuada su padre lo aparto del hogar y lo envió lejos a una especie de escuela. Allí lo educaron como a un monarca rodeado de otros jóvenes como él, todos eran hijos de aristócratas macedonios y algún que otro griego.
El imperio conquistado por Alejandro III de Macedonia.

Esos mismo jóvenes, que en el futuro serian los generales del ejército macedonio, se convirtieron en los amigos de Alejandro. Una amistad construida con paciencia y experiencias comunes. La estrategia de Filipo era brillante y funciono, su hijo se rodeado de hombres dispuestos a morir por su rey, no por miedo a su poder sino por un sentimiento de amistad.

Filipo también tenía en alta estima la amistad. Trataba a sus amigos como a iguales, les pedía consejo y para que no quedasen dudas su guardia personal se llamaba Hetairoi (Los compañeros). Pero los macedonios no eran los únicos que hacían de la amistad un instrumento de guerra. Cuando Alejandro termino su preparación, fue llevado al campo de batalla. Padre e hijo tomarían la sagrada ciudad de Tebas en lo que fue la batalla de Queronea.

Tebas tenía sus propios amigos. La ciudad era protegida por una famosa y temida unidad de elite conformada solo por parejas de amigos (hay quienes se refieren a parejas homosexuales, pero este tema es discutido actualmente). Se llamaban "El batallón sagradode Tebas" y lo había creado un tebano llamado Górgidas. Fieros y leales habían conseguido humillar al ejercito espartanos (que eran considerado los mejores guerreros de su época) tiempo atrás.

El batallón hizo honor a su fama, Filipo, Alejandro y sus amigos lucharon contra ellos hasta que no quedo ningún tebano. La masacre fue inmortalizada en la estatua de un león que hoy puede contemplarse. Un trágico presagio para Alejandro, la amistad podía ser utilizada para alcanzar la gloria o para consumirla.

Tiempo después Filipo II  murió a manos de un miembro de su guardia personal, un Hetairoi. Alejandro, aun siendo un muchacho, tomo las riendas del gobierno y se lanzo tras sus sueño de aventuras. 

Rodeado de sus amigos le declaro la guerra al imperio persa y lucho con sus tropas como lo haría un héroe griego pasando las mismas penalidades que sus soldados rasos. Su actitud le gano el aprecio de todo el ejercito. Era un ejército de amigos gobernado por un amigo.

La estrella argeada,
emblema de Macedonia.
En Persia las cosas eran distintas. Por aquel entonces el imperio estaba en decadencia, Dario III era un rey poco carismático rodeado de hombres ambiciosos que no lo prestaban ninguna lealtad. Semejante panorama permitió al ejercito de Alejandro conquistar ciudad tras ciudad, generalmente sin usar la fuerza.

Ademas, los amigos de Alejandro eran eficaces, en los momentos en que el ejército griego comenzó a cansarse de pasear por Asia y para cuando los encantos de su rey dejaron de funcionar, fueron ellos los que animaron al ejército y lo mantuvieron unido. Pero finalmente, ya cuando entraban en territorio indio, fueron los amigos los que perdieron el espíritu de aventura. Convencieron al rey para volver a casa y así lo hicieron.


En el regreso, Alejandro murió en la ciudad de Babilonia, algunos piensan que asesinado por alguien de su confianza y otros afimar que enfermo. Tras su muerte el vinculo que mantenía la amistad entre los generales se rompió. Los amigos lucharon hasta fragmentar el imperio. Cuatro de ellos se repartieron los territorios de Alejandro. Lo que la amistad había construido se deshacia lentamente. Lo mismo que quizás le sucediera al imperio persa. 

Sin amistad no había unidad, sin unidad no había poder y por lo tanto no había imperio que construir ni mantener.